Hora de balances
El fin de año es un momento para hacer balances y, como buen contador, me permito hacer el correspondiente a mis columnas que Diario Estrategia ha tenido la amabilidad de publicar cada lunes.
Partimos el año con la sorpresa que nos trajo el incremento en el porcentaje de retención a los honorarios, el cual vino en mal momento porque nuestra Economía estaba resentida por los efectos colaterales del Estallido Social, representando una complicación para los trabajadores independientes al tener que incrementar su ahorro forzoso al momento de generar sus ingresos en provisión del impuesto que deberán pagar en abril de año siguiente o de los fondos destinados a su cotización previsional obligatoria.
Luego comenté las normas que tenía la Ley 21.210 sobre modernización tributaria, especialmente los temas de los impuestos a los servicios y comercio digital, los nuevos criterios para aceptar gastos tributariamente y la tributación sin mayores cambios que tuvo el mayor valor en la enajenación de acciones y derechos sociales.
El proceso constituyente también fue tema de mis comentarios, tratando de dar luces doctrinarias a los conceptos que estaban en juego y que deberían ser considerados en la redacción de una nueva constitución.
También fueron comentadas las diversas y prolíferas disposiciones legales y administrativas que buscaban ayudar a las pymes y sectores más desprotegidos de la población, temas de vital relevancia en el momento histórico en que estamos viviendo.
El retiro del 10% de los fondos de pensiones, el impuesto a los altos patrimonios, la rebaja de la tasa del Impuesto a la Renta de Primera Categoría para las pymes, la postergación del pago del IVA, la devolución del remanente del IVA crédito fiscal, la devolución anticipada de impuestos y la idea de financiar las pensiones con IVA fueron las temáticas que concentraron mayoritariamente mis columnas.
En la misma línea, el Gobierno se vio en la necesidad de cumplir con el compromiso político que asumió para dar curso a la ley de modernización tributaria, de revisar el gasto tributario como una forma de eliminar exenciones y beneficios que redundarían en una mayor recaudación que iría a satisfacer las ingentes necesidades sociales que la población manifiesta desde hace varios años, poniendo énfasis en octubre el año pasado y acrecentadas este año con la pandemia del COVID.
Este panorama de temas tratados me permite arribar a la conclusión de que es necesario reflexionar si las normas tributarias tienen un efecto importante en la reactivación del país.
Las leyes y esfuerzos que hizo el Gobierno para ayudar a las pymes fueron anunciadas resaltando la postergación del pago de las obligaciones tributarias como el pago de IVA y de contribuciones, todas ellas ayudando a postergar el gasto que significa para los contribuyentes el pago de los impuestos, es decir trasladar el problema para más adelante. Se quería evitar que el cumplimiento tributario fuera una dificultad más para los emprendedores.
Se planteó que esta postergación generaría una inyección de recursos que ayudarían a reactivar la economía.
Sin embargo, esas medidas no dieron el resultado esperado, pues tal como yo señalé en mis columnas, lo que necesitaban estos contribuyentes no era la posibilidad de no pagar impuestos por las utilidades que generarían en el año 2020, sino ayudarles a generar utilidades. Tal como ilustró don Roberto Fantuzzi, la depreciación instantánea del activo fijo no es la ayuda que esperan las pymes porque ellos no tienen dinero para comprar esos bienes en este ejercicio, sino que necesitan ayuda para pagar las deudas que los ahogaban y que, al final, terminaron por llevar a la quiebra a muchas empresas.
En noviembre de 2019 se anunció que 20 mil pymes irían a la quiebra y en junio de 2020 se anunció que 200 mil llegarían a tal lamentable final. En otras palabras, por mucho que anunciaron las medidas de ayuda a este sector, no fue posible evitar el desenlace evidente que se avizoraba, ya que el auxilio debería ir a su aspecto financiero, es decir, ayudar a pagar sus deudas y tener dinero para la operación de corto plazo.
Creo que ese es el resultado de este balance, el cual nos debe enseñar que, si queremos socorrer tributariamente a una pyme que está en serios problemas financieros, primero debemos apoyarla en generar utilidad y luego auxiliarla con algún sistema tributario que otorgue una carga tributaria menor, pues las exenciones tributarias funcionan cuando hay utilidad y, si ésta no está porque la situación económica no lo permite, de nada sirve tal dádiva estatal.
Prof. Germán R.Pinto Perry
Director del Magíster en Planificación y Gestión Tributaria
Universidad de Santiago